viernes, 10 de octubre de 2008

Cuento de una Noche

Un trueno cortó la paz del cielo nocturno, y en un momento supe que quedó la cagada.
No me pasó nada, a mi hermano tampoco, él sigue corriendo al lado mío. Ahora la pregunta es quién cayó. Un vistazo alrededor... El Gringo está a 3 metros, paralizado, no mueve ni un músculo, debe ser su primer fiambre, si él no fue, ¿quién?; Pato, Pelado, la Chica, el Chalo...¡El Chalo!. Me di vuelta, sin dejar de correr. Ahí quedó, un hoyo en el pecho, sector izquierdo, del cual emanaba un líquido rojo espeso. Corrían como tres litros de sangre calle abajo.
¡BAM!; otro trueno, esta vez fue directo a la frente. El cerebro quedó repartido alrededor, una puta 9 mm fue la causante.
Seguir corriendo, los otros 7 vivos vamos por Tocornal hacia abajo. Las calles pasan rápidas, no vemos los nombres. Mucho en juego para pensar, nada importante para hacerlo.
Llegamos a una calle abierta, y nadie en las veredas. La Chica, pobre chica, el Chalo era su hermano, pero la regla era clara: “No ayudes a nadie, nadie te va a ayudar”. Aquí los héroes no sirven, somos huevones de carne y hueso, no una mierda robótica o superpoderosa como muestran en las películas de la tele. Una bala en la pierna y estás cagado, una en el brazo y puedes correr, te salvas. En cualquier otro lado, eres carne de perro.
Doblamos a la izquierda en Vega, y ya no puedo pensar. Necesito una mota, un caño, lo que venga, sólo uno, uno y me calmo.

La plaza del Mercado. Meto la mano en el bolsillo superior de mi chaqueta y lo saco: un dulce cigarro hecho de mi amada Cannabis Sativa, de aproximadamente tres cm. de largo. EL Zippo está en el bolsillo delantero de mi pantalón... y a volar...
Siento como entra, ácido, amargo, el humo a mis pulmones, y luego de unos segundos sale por donde entró.
- Dame huevón. La Chica, con cara de mierda y media, con la mano estirada. Obvio que le doy, mataron a su hermano en frente de ella, de dos tiros, y quién sabe si más. Obvio que le doy, pero después de quedar pegado yo primero.
- Suma y sigue huevón, suma y sigue, y es el circo de la vida-.
Y se cagó de la risa. El muy puto se rió, y todos lo seguimos.
Reímos porque podemos, reímos porque el muerto no es ninguno aquí presente, reímos porque puede ser la última vez que lo hagamos. Pero sobre todo, reímos porque estamos volados hasta el cogote.
Y es la verdad, el circo de la vida, 2 se van, 3 llegan, mueren, nacen, y nosotros caemos como moscas. Pero eso no importa, no ahora, no aquí, no hoy. Lo único que importa es que tenemos $15.000 del tipo que asaltamos en la tarde, 15 lucas, o sea 10 pitos gruesos de verde cogollo, y harta chela. “Party Night”. Noche de fiesta. Y mañana, otra función, el circo sigue, y nosotros estamos en la arena, somos el número estelar.
Pero basta de pensar, basta de filosofar esto.
Tomo una cerveza, fumo una larga quemada de mi caño, y la ronda sigue.
Me río, con ganas de reír, me río, como si fuera la última vez, la hierba ya está haciendo efecto en mí.
Miro al cielo, ésta es sólo otra noche más, otra historia para el recuerdo, otro cuento de una noche, y me río.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Carlos contra los recuerdos.


Carlos juega con el sueño frente al televisor, echado en el sillón forrado de tela naranja. El mismo sillón donde revolcaba su amor y sus jugarretas sucias con una chica ya lejana .

El sueño se confunde con las voces televisivas del canal estatal, en medio del sonido de fax que lleva grabado en la mente. Dormita en sus jugarretas, revive los recuerdos.

Cierra los ojos, robando mas aún los flashes de piel ebria de la noche en que el alcohol lo hizo amar.

Y allí está ella, con sus piernas en pantis envolviendo con mirada de gato su figura cómplice del deseo que volvía al cuerpo de Carlos.

No quiso hablarle, pues el silencio se acomoda entre las luces que comienzan a encenderse y apagarse en un juego macabro. La pieza se desvanece en la luz/oscuridad .

Se levanta del sillón, comprobando que ella sigue allí. Mientras todo parece volver en calma, la habitación quedo definitivamente en oscuridad. La televisión está congelada, y la imagen se repite una y otra vez en una jugarreta de lo mas cinematográfica.

Tomó una de las pocas sillas que quedaba, pues todo parecía huir del escenario, solo quedaba ella, sentada, mirando como Carlos con una normalidad perturbable se sienta y enciende un cigarrillo.

-¿Qué haces aquí? - Preguntó, mientras la fémina comenzaba a sonreír bajo la luz que venia de las calles y entraba curiosa por la ventan. Solo la luz de las calles no desaparecía de toda la escena que se formaba. Solo la luz no se desvanecía de los recuerdos que ahora se hacían realidad.

3 cigarrillos, y ella no daba señal de querer hablar. Ya todos los objetos de la pared habían desaparecido, y el reloj ya no sonaba, dando muestras de que el tiempo ya no era aplicable en el universo, ni siquiera el tiempo era importante. Carlos se vio sentado en el suelo, luego de que la silla se hundiera en las baldosas.

-Me mataste, ¿sabes? – Carlos comienza su descarga directa – me mataste cuando te fuiste, y me mataste solo por irte con otro.
-lo se, pero tu sabias que esto terminaría así?
-¿me estoy volviendo loco?, tu no deberías hablarme.
- yo estoy acá Carlos, tu lo pediste.
-claro, pero, pero los recuerdos no hablan, solo se quedan allí, esperando por desaparecer.
-yo no quiero morir, no quiero desaparecer. Me gusta que me construyas en cada momento que caminas y vas al baño. Incluso cuando bebes aquel alcohol barato y adolescente.
-¿Qué quieres?
-no tengo la facilidad de contestarte eso. Formula otra pregunta.
-mierda, siempre fuiste tan exigente.

Silencio, Carlos nunca había hablado con sus recuerdos, y difícilmente sabia que hacer frente a estos.

-tu pediste que yo me fuera, Carlos – la chica comenzaba a romper por si sola el hielo.
-¿yo?, ¿fue mi culpa?
-me gusta creer eso, ¿sabes?.
-por mi rabia, debería matarte, para que así desaparezcas con toda tu idiosincrasia.
-Pierdes el tiempo.
-contigo lo perdí.
-no seas tan duro, yo soy parte de ti, ¿recuerdas?.

La luz se enciende, la habitación esta en blanco. Todo ya había desaparecido, excepto el sillón y ella.

De nuevo la oscuridad.

-contigo matare todos mis fantasmas – balbucea Carlos, mientras busca algo que fumar.
-tendrías que haberlo pensado desde un principio. De nuevo te pierdes en soluciones pendejas.
-yo ya no te quiero.
-yo te dije eso primero.
-Pues ahora te lo digo yo.


Ella comienza a llorar, y Carlos siente como la vista se le va, fundiéndose en la oscuridad . Todo parece terminar rápida e indoloramente.

Su llanto desaparece, y comienza a temblar. La habitación surge de nuevo, y la televisión lanza ese pitido de fin de trasmisiones.

Carlos suda como un cerdo, y agitado se levanta. Solo fue un sueño, desde un principio el lo supo. El sueño mas absurdo en años.

Pesadamente se dirige a escribir.

martes, 2 de septiembre de 2008

PentHouse

“Did did did you see the fraighten ones? Did did did you heir the falling bombs?...”

En el ultimo piso de del edificio, en el departamento del viejo, escuchando el picado del disco, nada que hacer. Las botellas esparcidas por el suelo y él, aun en pie. Lo que al principio era Vodka-Tonic, ahora es el agrio licor solo, puritano, pasando como agua por la destrozada garganta. Por la ventana se ve toda la ciudad, a lo lejos la cordillera nevada, un poco más abajo, la nube gris que hace desaparecer cerros y edificios. Una selva de cemento donde antes se veían árboles de metros y metros de altura, donde jugaba cuando niño. El espectáculo era sobrecogedor, deprimente, “welcome to the jungle, we got fun and games, we got everything you want…”. Bienvenidos a la mierda consumista santiaguina, pensó. Y ahogó un grito, no sabía si era un grito de pena, de nostalgia, de ira, de euforia; no estaba claro, peor lo ahogó de todos modos.

La botella se acabó, pero aún quedaba ese Ron Dorado con RedBull que había dejado su padre. Se sirvió un vaso, tres hielos, mitad de alcohol, mitad de la bebida energética, luego se paró en el balcón, mirando hacia abajo. Eran más de las diez de la mañana y el solo golpeaba fuerte, intenso, en lo alto del cielo, sin nubes alrededor amenazando su entrega cálida.

-Puta la huevada!, cuando uno quiere lluvia nunca la tiene.- Subió a la baranda y se sentó, con los pies colgando al vacío.

Mientras tanto, Roger Waters y el resto de la banda seguían en el equipo. Guitarras distorsionadas, voces psicodélicas y un delicioso cocktail de sonidos hacían que los efectos del ácido se intensificaran. Las hojas de los árboles se veían más verdes, brillantes. Alucinando al máximo.

Ahora suena “Run Like Hell”, última canción del disco. Y él sigue ahí. Se tomó lo que quedaba del vaso al seco, y lo dejó caer, catorce pisos abajo se reventó contra un auto. La alarma empezó a sonar y él, como si nada, se movió, volvió a meterse al balcón mirando a través del ventanal. Ella estaba desnuda, sólo la sábana celeste la cubría, y un colaless ultra hot. Pelo negro, piel blanca, pálida incluso, de baja estatura, pero con unas piernas increíbles y un culo que con cualquier pantalón se veía apretado. Arriba era perfecta.

La miraba como distante. Horas atrás habían estado revolcándose por toda la pieza, el baño y la cocina. El éxtasis había surtido un efecto único, irrepetible, como si fueran desenfrenados o estuvieran en medio de una película porno. Luego de unas horas, ella se cansó, se sintió mal y se acostó. Han pasado cuatro horas casi y aún no se mueve, está más pálida incluso.

La mira desde la ventana, entra y pasa a la cocina, como sin notar nada sirve otro vaso de Bacardi, sacó otra RedBull y mezcló. Ya no había música y el silencio lo atormentaba. Traía a su cabeza recuerdos para nada gratos: las horas, e incluso días que pasaba en ese cuartucho viejo con la humedad impregnada a las paredes. El silencio de estar ahí, sin moverse por el miedo a ser tocado o mordido por algo aunque no hubiera nada. El mismo silencio que se sintió después de la última pelea de sus viejos, donde la mamá cerró la puerta y nunca más volvió, cuando él solo tenia ocho años. Eso lo cagó, no habló por semanas. El silencio estuvo en él mucho más tiempo. Se no es por su hermana chica, se habría quedado así. Pero tenía que ser fuerte, ella tenía tres y no entendía mucho, en realidad no entendía nada. Para ella los golpes que su padre propinaba era un juego. El papá jugaba con la mamá. Y la mamá jugaba a que se ponía a llorar, y que tenía moretones y que se la violaba cada vez que llegaba borracho del bar donde pasaba después de la oficina.

Pero no fue un juego cuando se levantó a la mañana siguiente y su madre se había marchado. Las palizas ahora eran para él, su hermano, y ahora él tenía que jugar, tenia que fingir, tenia que jugar a que no era real. Ahí aprendió a separar los sentimientos, las emociones, ser frío. Así se fue criando, creciendo, enfriando cada día más. Cada noche, cada golpe, era más lejano, más inerte. Llego a olvidar cómo se lloraba. Así fue naciendo el hombre que es ahora.

Prendió la radio, no soportó más el silencio. Buscó alguna canción en las emisoras y se quedo con Aerosmith, “I don’t want to miss a thing”: no quiero perderme una cosa.

“I don’t wanna miss your smile; I don’t want to miss one kiss…”

Se acabó el licor dorado, queda media RedBull y son las 12 del medio día.


Su cuerpo estaba agotado, fue al baño, abrió el agua, puso el tapón y comenzó a llenar la tina. Intento despertar a la mina que yacía en la cama matrimonial, a esa belleza adolescente que había conocido por las casualidades de la vida y que había sido una amiga y compañera, un amor y una amante, pero fue inútil. Estaba fría, tiesa, no respondía. Él estaba tan drogado que no se dio cuenta, pero intuía que algo andaba mal. Entró al baño, con el resto del Jack Daniel’s y una Viceroy corriente, con 16 cigarros. Llevó el equipo al baño, lo enchufó y puso un viejo cassette de Nirvana, aunque puteaba al rubiecito de Kurt y odiaba el Grunge por ser el último movimiento del rock, que termino por vender el estilo. Lo odiaba, los odiaba, pero aun así lo puso en la cassetera. Las canciones nostálgicas lo llamaban.

Se metió con ropa y todo. Esa vieja chaqueta de cuero, sus pantalones gastados polera Polo y zapatos Panama Jack La mezcla entre el adolescente rebelde que era antes, tirando escupos a las viejas y agarrándose a combos en las calles, y el futuro profesional, estudiante universitario de derecho en el que se había convertido. Era deprimente.

Saca el cigarro, abre el viejo Jack, y pone play al “Nevermind”, el disco con la guagua en el agua de portada. La bebida va bajando, los cigarrillos se consumen y dentro del baño el olor era nauseabundo, pero no le importaba no le importaba ni la mina muerta de sobredosis en la pieza, no le importaba que fuera el depa de su viejo, no le importaba que el viejo acababa de morir ayer. Él estaba festejando, celebrando que era libre. Por fin podía tomar sus decisiones, por fin tenía el control de su vida.

Lástima que se dio cuenta demasiado tarde, cuando el cigarro se había apagado en el agua, y solo llegaban débiles sonidos de un “come as you are…” mientras se hundía en el fondo de la tina, demasiado adolorido para dormir, demasiado cansado para despertar. El agua era tibia, casi no sentía anda. Antes de cerrar los ojos, vio la botella de Whisky flotando junto a él, vacía, llenándose de agua poco a poco y hundiéndose en el fondo a su lado.

Era libre, por fin era libre.

martes, 19 de agosto de 2008

*Dios y la botella.


Dios y la Botella.

Compro la misma botella barata de siempre, y me siento en la vereda de la botillería.

La noche cubre mi vista algo patética, y los cordones de mis zapatos se deshacen en el cansancio.

Vuelvo a escuchar del discman the man who sold of the world de los trillados Nirvana.

El ron dorado baja una y otra vez por mi garganta, cada vez mas ardiente, necesito algo de calor. Ese calor que no me brinda nadie mas.

Hay muchas definiciones para mi mal, Bukowsky la llamaba alcoholismo, yo la llamo santo remedio…

Titubeando y hablando solo, busco algún cigarrillo acompañante, necesito de dos vicios en el cuerpo para sentirme mejor Al frente mío pasa un buen samaritano, con cara de recto y correcto.
Decido pedirle uno, a cambio de lo que el quiera, soy capaz de bailar absurdamente por un poco de tabaco.

-he!, amigo…¿no tiene un pucho que le de a este borracho con pena?...- el tipo se da vuelta, luce mejor que yo, y puedo notar que me mira con lastima. Viste un traje café, y lleva un libro bajo el brazo…

-no fumo, pero si quieres puedo darte algo mejor…- me responde.

-¿Qué?, ¿acaso eres maricón? Mira que yo soy un hombre correcto!! – respondo mientras muevo penosamente la botella, derramando un poco de licor en mis pantalones.

- ¡No!, no soy un homosexual del demonio…soy cristiano, testigo de nuestro señor…y solamente quiero darte la ayuda para que salgas adelante y mires el camino de la luz y la vida eterna!...

-¿ayudarme?...yo solamente te pedí un pucho, huevón de mierda…¿acaso no vez que soy una persona sana, que disfruta de su libertad bebiendo y tomando un buen ron?...- mi balanceo me hace sentir un mentiroso, en realidad estoy borracho…muy borracho…

-¿escuchando música?...no veo ningún aparato que reproduzca sonido a su lado…

-mierda, me lo robaron… - no había notado bien que la música había dejado de sonar..me debieron haber robado aquellos escolares que se mofaron de mi, cuando empecé a cantar en voz alta..pendejos malditos.

El cristiano abre su libro, ya se lo que viene:

me empezara a leer historias de un tipo que murió hace un milenio, y que se crucifico por mi. Siendo que yo nunca lo conocí, no es mi culpa que el tipejo ese fuera un masoquista empedernido y quisiera que lo clavasen a una cruz para salvar al mundo de sus pecados…

¿Pecados?...por favor…¿Qué es un pecado?...

El hombre empieza a leer fragmentos complicados, con personajes demasiado ingenuos y nombres difíciles de recordar, al final todos dicen lo mismo y todos llegan a la misma conclusión…dios esta en lo correcto…

-pero, ¿Quién mierda es dios?...- pregunto.

-es el padre divino que nos ama – contesta modulando exageradamente.

- pues te digo entonces que el es un homosexual….

-¿que?...

- ¿no dijiste que nos amaba?

-¡pero es un amor de padre a hijo! – dice un poco agitado mientras se acomoda los lentes de marcos rojos.

-pero si yo ya tengo un padre…de hecho…tengo su foto en mi billetera…-reviso toscamente mi bolsillo trasero, y disimulo la idea de que mi billetera esta en el mesón de mi pequeña y absurda alcoba…

-¿Tienes idea de que tan importante es la palabra de dios?...esta palabra podría sacarte del túnel en el que te encuentras, querido oyente…

¿Túnel?, realmente considero mas importante tener una conversación parecida a la que tenia Carlo Marx y Dean Moriarty en “On the road” de Keruak, que este intento de debate de este cristianito de segunda, o lo que sea….

Ya cansado y enojado me levanto tambaleante, y borrado de vista… encaro al invasor bien intencionado….

-¡¿Qué?!, ¿no venias a enseñarme?, ¡¿pues empieza a enseñarme a pelear, pelele de mierda?!..

- ¡pero escúchame!...¡dios te ama!...

-a mi nadie me ama!!, a los oficinistas de mierda como yo, solo los quiere el capitalismo y algún otro medio de producción explotador!!- me pongo en una patética posición de lucha, similar a un boxeador, solo que mas ebrio y penoso..

Lanzo algunos golpes, pero la imagen del hombre se me vuelve borrosa…al punto de desaparecer, mi pies se enredan y caigo de bruces al suelo.

Y aquí, tirado y con la vista fija hacia la vereda de en frente, solo una afirmación rodea mi nublada y bloqueada mente….

Si Dios existe...es su problema





Nota del autor: Las faltas ortográficas son adrede

martes, 29 de julio de 2008

De dialogos y monólogos.


-¿De qué sirve que escribamos otro blog?

-Pues, si te das cuenta, la idea fue tuya. Aunque yo aun afirmo que Neruda debe morir. Junto a otros carcamales.

-...Y eso de neruda a que viene? te pregunte otra cosa.

- No lo se, estoy harto de el. Me quita el tiempo de una manera enorme, ¿acaso a ti no?...

- Me molesta, pero no me quita el sueño. Es imposible romper monumentos de ese tamaño.

- Bromeas?, ese tipo es tan grande que caeria con un soplo bajo su propio peso. De Rokha tenia razon sobre ese bacalao. ¿No sabes acaso de la ley de la caida?...más grande..mas fuerte cae.

- Obvio. mientras mas grande, mas fuerte es el golpe. Pero nunca le crei a la biblia con eso de David y Goliat. Pero, eso no tiene nada que ver con lo que te pregunte. que quieres escribir?

-Quiero escribir lo suficiente para quemar a neruda y muchos otros poetuchos infectos. ¿no quieres lo mismo?

-Nah. La poesia no es lo mio, o al menos no lo es ahora. Preferiria quemar a escritores de segunda, de esos que se creen novelistas por dar consejos conservadores en libros de autoayuda que traten de sexo, drogas y rock and roll, no se si sabes de quien hablo.

-mmm

-Pero bien, tu quieres romper a los grandes de la poesia, yo a los grandes de la novela. Podemos trabajar en conjunto.

-Mi mente esta difusa, deberias explicarme; dicen que las horas frente a blogs nuevos dejan esteril y con una vista de topo.

-Da igual... La cosa es que tenemos que escribir algo, y aun no definimos sobre que escribir. Eso me jode la psiquis en este momento, y el psiquiatra me recomendo no cagarmela mucho.

-Ese tipo miente mucho. Las enfermedades mentales a estas alturas no tienen cura, y realmente un blog no sirve como terapia.

-¿Sabias que la otra noche llegue mal a mi casa?

- ¿Que paso, te mato el viejo Ballantines???

-No lo se...todo parecia una de mis peores palidas...

-Pero cuando estabamos en el bar, todo iba bien. Al menos hasta que me fui con esa treintona que me rapto.

-No lo recuerdo. Solo miré y ya no estabas, ¿te conte que Silvia me dejo por un tipo con un cargo financiero? Hey..ahora lo recuerdo, esa noche me dejaste hablando solo con una botella.

-No te deje solo así nada mas, me despedi, pero estabas muy preocupado con la botella de ballantines... Y con respecto a Silvia, es la tipica historia de nuestras vidas: alguien con mejor trabajo, mejor auto o mejor casa, porque no creo que tenga el pico mas grande o sea mejor en la cama. Y lamento haberte dejado con la botella a medio tomar, pero me raptaron, y hace tres semanas que me tenian con el agua cortada, asi que no podia decir que no. Pero en fin, ¿qué vamos a escribir?

-...al menos planchaba mis camisas, pantalones y corbatas... Yo lo dejo en un cuento cada semana, y cada dos cuentos, una editorial. En algo me tengo que ocupar para olvidar....

-No. No me programo para escribr, no quiero estar entregando cosas a la ligera. Por algo no acepte la pega en el Mercurio, ni ahi con las presiones. Quiero dedicarme a escribir, simplemente a eso. Y si puedo, romper uno que otro de los monumentos que hacen de algunos escritores de mierda en este pais.

-Dicen que la pega se la dieron a un Fuguet...¿no es el que barria tu casa y limpiaba tu baño?

-Jajaja. Me encanta tu ironia cabron. ¿Despues vamos a ir al bar?

-Otra palida, tras otra, no suena mal.

-Para mi tampoco.

-Tenias una frase sobre eso, ¿no?

- Si, eso de "La palida, el mal viaje de la literatura muerta...