Dios y la Botella.
Compro la misma botella barata de siempre, y me siento en la vereda de la botillería.
La noche cubre mi vista algo patética, y los cordones de mis zapatos se deshacen en el cansancio.
Vuelvo a escuchar
El ron dorado baja una y otra vez por mi garganta, cada vez mas ardiente, necesito algo de calor. Ese calor que no me brinda nadie mas.
Hay muchas definiciones para mi mal, Bukowsky la llamaba alcoholismo, yo la llamo santo remedio…
Titubeando y hablando solo, busco algún cigarrillo acompañante, necesito de dos vicios en el cuerpo para sentirme mejor Al frente mío pasa un buen samaritano, con cara de recto y correcto.
Decido pedirle uno, a cambio de lo que el quiera, soy capaz de bailar absurdamente por un poco de tabaco.
-he!, amigo…¿no tiene un pucho que le de a este borracho con pena?...- el tipo se da vuelta, luce mejor que yo, y puedo notar que me mira con lastima. Viste un traje café, y lleva un libro bajo el brazo…
-no fumo, pero si quieres puedo darte algo mejor…- me responde.
-¿Qué?, ¿acaso eres maricón? Mira que yo soy un hombre correcto!! – respondo mientras muevo penosamente la botella, derramando un poco de licor en mis pantalones.
- ¡No!, no soy un homosexual del demonio…soy cristiano, testigo de nuestro señor…y solamente quiero darte la ayuda para que salgas adelante y mires el camino de la luz y la vida eterna!...
-¿ayudarme?...yo solamente te pedí un pucho, huevón de mierda…¿acaso no vez que soy una persona sana, que disfruta de su libertad bebiendo y tomando un buen ron?...- mi balanceo me hace sentir un mentiroso, en realidad estoy borracho…muy borracho…
-¿escuchando música?...no veo ningún aparato que reproduzca sonido a su lado…
-mierda, me lo robaron… - no había notado bien que la música había dejado de sonar..me debieron haber robado aquellos escolares que se mofaron de mi, cuando empecé a cantar en voz alta..pendejos malditos.
El cristiano abre su libro, ya se lo que viene:
me empezara a leer historias de un tipo que murió hace un milenio, y que se crucifico por mi. Siendo que yo nunca lo conocí, no es mi culpa que el tipejo ese fuera un masoquista empedernido y quisiera que lo clavasen a una cruz para salvar al mundo de sus pecados…
¿Pecados?...por favor…¿Qué es un pecado?...
El hombre empieza a leer fragmentos complicados, con personajes demasiado ingenuos y nombres difíciles de recordar, al final todos dicen lo mismo y todos llegan a la misma conclusión…dios esta en lo correcto…
-pero, ¿Quién mierda es dios?...- pregunto.
-es el padre divino que nos ama – contesta modulando exageradamente.
- pues te digo entonces que el es un homosexual….
-¿que?...
- ¿no dijiste que nos amaba?
-¡pero es un amor de padre a hijo! – dice un poco agitado mientras se acomoda los lentes de marcos rojos.
-pero si yo ya tengo un padre…de hecho…tengo su foto en mi billetera…-reviso toscamente mi bolsillo trasero, y disimulo la idea de que mi billetera esta en el mesón de mi pequeña y absurda alcoba…
-¿Tienes idea de que tan importante es la palabra de dios?...esta palabra podría sacarte del túnel en el que te encuentras, querido oyente…
¿Túnel?, realmente considero mas importante tener una conversación parecida a la que tenia Carlo Marx y Dean Moriarty en “On the road” de Keruak, que este intento de debate de este cristianito de segunda, o lo que sea….
Ya cansado y enojado me levanto tambaleante, y borrado de vista… encaro al invasor bien intencionado….
-¡¿Qué?!, ¿no venias a enseñarme?, ¡¿pues empieza a enseñarme a pelear, pelele de mierda?!..
- ¡pero escúchame!...¡dios te ama!...
-a mi nadie me ama!!, a los oficinistas de mierda como yo, solo los quiere el capitalismo y algún otro medio de producción explotador!!- me pongo en una patética posición de lucha, similar a un boxeador, solo que mas ebrio y penoso..
Lanzo algunos golpes, pero la imagen del hombre se me vuelve borrosa…al punto de desaparecer, mi pies se enredan y caigo de bruces al suelo.
Y aquí, tirado y con la vista fija hacia la vereda de en frente, solo una afirmación rodea mi nublada y bloqueada mente….
Si Dios existe...es su problema
Nota del autor: Las faltas ortográficas son adrede